TU PAREJA TU ESPEJO

Tu pareja, tu espejo

Recomendaciones de la @DoctoraDescanso

“La vida es tan buena maestra, que si no aprendes la lección…te la repite”

¿Sabías que los demás son como un espejo que te reflejan? Quizás no te hayas dado cuenta, pero te relacionas contigo mismo a través de los otros. Por ejemplo, hay cosas que a tus amigos les molestan de otras personas, y a ti no. Esto ocurre porque ven algo en los demás que ellos tienen y, por eso, reaccionan.

El problema es que se suele pensar que eso que hace reaccionar no es responsabilidad de uno mismo, sino culpa del otro. Primer error. Si no fuera de uno, ignoraríamos que el otro fuese un mentiroso, un infiel o tuviese otra cualidad que considerásemos inaceptable.

Si los demás son nuestro espejo, debemos aprovecharlo, pues una excelente oportunidad para ver qué es lo debemos sanar de nosotros mismos. Por ejemplo, si te molesta alguien que critica a los demás y no puedes soportarlo, es posible que estés siendo duro contigo mismo, que te exijas demasiado y que necesites soltar esto.

En otro caso, si estás sufriendo una infidelidad o si has pasado por varias relaciones en las que “te ponen los cuernos”, verifica si te estás siendo infiel a ti mismo en algún aspecto. ¿Dónde no estás respetando los valores que tienes?

La ley del espejo es muy conocida y utilizada a la hora de trabajar consciencia, porque ayuda a entender el porqué y el para qué, atraemos a ciertas personas y repetimos situaciones en nuestra vida. La ley del espejo no te indica que tú seas un criticón con los demás o un infiel, sino que alude a la relación que tienes contigo mismo

Por otra parte, la mente consciente es la que percibimos con nuestros 5 sentidos: gusto, olfato, vista, tacto y oído. Representa entre el 5-7% de la totalidad de la mente y nos permite definirnos a nosotros mismos, lo que creemos y lo que sabemos que somos.

Pero hay otra parte oculta: la mente subconsciente, que representa el restante 93-95%. Esta actúa de manera muy profunda, y desconocida para nosotros, y tiene el poder de manifestar fuera, en el plano físico, las experiencias que vivimos.

Para entenderlo mejor, imaginemos un iceberg. La parte consciente sería la punta que emerge del agua y la parte inconsciente sería la masa de hielo que queda por debajo, la que no se ve, la que permanece sumergida, pero que a la vez, es la base que sostiene todo el bloque entero.

De esta manera, no podemos saber cuáles son los pensamientos guardados en nuestra mente inconsciente pero, podemos verlos  manifestados afuera.

Pero, ¿qué significa esto? La mayoría hemos escuchado la frase “tu mundo exterior es el reflejo de tu mundo interior” y para explicar esta frase utilizamos como herramienta la ley del espejo. Y según esta ley:

  • Lo que te molesta, irrita, enoja o te pone furioso del otro y quisieras cambiar en él o ella, es algo que tienes dentro de ti y no has reconocido todavía. No has podido observar porque está y vive, en tu inconsciente.
  • Lo que el otro te critica, quiere cambiar en ti y te provoca daño,  es en realidad,  algo tuyo que todavía no has resuelto y se manifiesta para que puedas sanarlo.
  • Lo que el otro te crítica y quiere cambiar en ti, pero no te afecta, es algo que pertenece al otro, una carencia suya que proyecta en ti.
  • Lo que te gusta, aprecias y amas en el otro, es algo que tú también tienes, pero al no ser consciente de ello, lo admiras en esa persona externa.

De esta manera, debo explicar que aplicar esta ley es fundamental en una relación porque:

  • Permite tomar responsabilidad  en los conflictos que tenemos con otras personas, a partir de conocer que se está proyectando fuera esa situación.
  • El hecho de darnos cuenta, ayuda en nuestra búsqueda interior.
  • Permite desarrollar la inteligencia emocional.

Ayuda a observar, y a darnos cuenta de patrones en la relación.

  • Cuando se es consciente de los patrones, es entonces que se puede hacer algo para cambiar ese esquema que se repite una y otra vez en la vida.
  • Cambiar el esquema significa reprogramar la mente inconsciente para que envíe otros tipos de mensajes. Y es que nuestra mente es como una computadora compleja, llena de alertas y programas y archivos que se pueden reprogramar. Si cambiamos los programas, podemos lograr manifestar otros tipos de experiencias en tu vida. De esta manera, eso transforma la forma de vivir la relación.

Entonces, debemos recordar que nuestra pareja es nuestro espejo  y viceversa obviamente. Él o ella, con cada momento, situaciones, convivencia, refleja nuestras partes más sensibles, más vulnerables, necesitadas de integrar, procesar, para que podamos trabajarlas y sanarlas.

De esta manera, por ejemplo, en tu relación… la ley del espejo te ayuda a;

  • Ser consciente de que te estás traicionando, o conformando al estar con alguien que ya no es para ti, cuando hay una traición por tu parte o la de tu pareja.
  • Te enseña que te estás autoengañando, cada vez que el otro te miente, o te manipula.
  • Te empuja a tomar consciencia de un problema de dependencia hacia el otro, cuando tienes una pareja dependiente de alguna sustancia, o adicta a algo, y la quieres salvar.
  • Te  ayuda a abrir los ojos en el caso que tu pareja te maltrate.   Serás consciente para observar como tú mismo e internamente te maltratas, te hablas mal o te subestimas.
  • Manifiesta cómo te abandonas, cuando el otro lo hace contigo.

Entonces, el otro es un espejo perfecto, solo hay que dar la vuelta a ese espejo y verás cómo está reflejando. Pero es sólo si se asume la importancia y la eficacia de esta ley, y se empieza a aplicar en una relación, que ayudará a integrar nuestra sombra, que representa el lado oscuro de nuestra personalidad, donde se esconden los instintos más primitivos de nuestro pasado evolutivo y los aspectos rechazados por nuestra mente consciente y social.

Este lado oscuro se manifiesta en nuestros miedos, frustraciones e inseguridades cuando surge la confrontación entre nuestra identificación con ciertos valores que una cultura nos ha impuesto, y ciertas actitudes y rasgos inconscientes de nuestra personalidad que el Yo consciente rechaza por no reconocerlos como propios. La sombra personal es el aspecto que consideramos negativo de nuestra personalidad que está contiguo a la conciencia y que no desaparece, se mantiene oculto y al acecho la mayor parte del tiempo, manifestándose cuando hay algún altercado molesto o situación conflictiva con los demás que genera emociones intensas; por ejemplo cuando sentimos una ira excesiva ante un simple reproche de alguna amistad íntima. A menudo tenemos sentimientos que nos resultan inaceptables socialmente y los desterramos de nuestro ego consciente para no sentirlos en nuestra cotidianidad, aunque de vez en cuando podemos percibir esa sombra inconsciente escondida detrás de nuestro rechazo inflexible hacia diferentes cuestiones personales, o detrás de sentimientos sutiles de culpabilidad e inseguridad.

La sombra personal se va desarrollando desde la infancia a partir de nuestras experiencias y aprendizaje social, donde vamos desechando aquellas ideas o conductas que no consideramos adecuadas según las normas morales y el contexto cultural en el que nos hemos educado. Cuando un niño tiene un pensamiento o conducta que cree que es inaceptable para la sociedad en que vive, sentirá un chispazo de ansiedad tan desagradable que termina reprimiendo o adormeciendo esa parte de sí mismo que considera prohibida. Y para rellenar ese vacío el infante crea un falso Yo, cuya función es mitigar el sufrimiento por la pérdida de su integridad original, su totalidad individual.

¿La sombra es la misma en todas las culturas? No, cada cultura esconde en un rincón oscuro diferentes ideas o cuestiones, como la sexualidad en las sociedades cristianas (la masturbación, el sexo prematrimonial, la homosexualidad, las fantasías sexuales,…), el rechazo a convivir con gente de distinta etnia o religión en ideologías nacionalistas por temor al contagio de la pureza de las tradiciones o de la raza, o tener alimentos tabú en ciertas religiones (comer cualquier tipo de carne para los budistas, carne de vaca para los hinduistas o carne de cerdo para los judíos, por ejemplo). Si a un niño le enseñan que existen “malos pensamientos”, le estarán inculcando un miedo moral hacia su propio universo mental interior, que tratará de anestesiar y extirpar de su experiencia interna. La gran mayoría de los seres humanos cargamos desde la infancia con una gran cantidad de sufrimiento inconsciente que no hemos sabido aliviar.

Cuando nos sentimos atacados, cuando nos molesta algo de alguien estamos viendo la proyección de nuestra propia sombra. En síntesis, todas las personas llevamos dentro una parte correcta, noble y amable (nuestra máscara social consciente) y otra parte oscura, reprimida y generalmente inexplorada que alberga instintos heredados (como la rabia, la violencia, el odio, la mentira, la vergüenza, los celos, la culpa…) e ideas homicidas, suicidas, sádicas o lujuriosas, por ejemplo. La sombra personal es una parte del inconsciente que conforma nuestro ego (nuestro Yo), esa parte donde hemos ido desechando todo lo que no se acomoda a nuestro ego ideal durante el proceso de desarrollo de nuestra personalidad.

¿Cuál es el resultado de ir desechando lo que no se acomoda a nuestro ego? la reducción progresiva de nuestra identidad, empobreciendo y distorsionando lo que creemos que somos, además de sentirnos perseguidos continuamente por nuestra propia sombra que lucha para hacerse oír ante la conciencia, camuflándose en forma de ansiedad, miedo, vergüenza, culpa o tristeza. Por eso también contiene todo tipo de capacidades potenciales que no hemos desarrollado, cualidades que no hemos manifestado porque las hemos desterrado a las profundidades de nuestra mente y que son parte de nuestra propia humanidad, de nuestra verdadera naturaleza. Solo aceptando la existencia de la sombra podremos descubrir las cualidades que encierra, porque no solo contiene el mal, simplemente es lo opuesto al ego. Lo que hemos reprimido contiene también cualidades buenas como instintos normales, impulsos creadores, sabiduría instintiva y una gran energía que podemos utilizar de forma positiva, porque la sombra está contigua al mundo de los instintos. Ante una situación de peligro inminente para la supervivencia del cuerpo nuestra naturaleza animal toma el mando y actúa de manera inmediata, pasando por encima de nuestro Yo consciente.

La oscuridad está presente en cada individuo,  y hay muchas formas de alimentar la sombra, pero la más usual es la que conocemos como “luchar para ser bueno”. Por eso Jung decía “Prefiero ser un individuo completo que una persona buena”.

Ahora, bien, retomando las relaciones que mantenemos a lo largo de nuestra vida,  y en específico las relaciones más cercanas, debo mencionar que nos juntamos con la persona perfecta, en el momento perfecto, para que podamos hacer el trabajo de autoconocimiento hacia nosotros mismos. En lo que respecta a la atracción y el amor, ambos son la cohesión para que dos personas se queden juntas para empezar este viaje: de esta somos maestro y alumno, el uno del otro al mismo tiempo.

La Luz y la sombra, coexisten siempre y en todo momento. Una no puede existir sin la otra. Así, imaginemos  encender un foco o bombilla de luz en una habitación iluminada por el sol: está casi ni se ve. En cambio, en medio de una noche oscura, la misma bombilla de luz, con la misma potencia, parecerá brillante e intensa.

Para reflexionar: consigue encontrar la emoción, o las emociones, que tienen en común todas esas experiencias que consideras negativas de tu vida. Escríbelas en un cuaderno, y verás cómo las situaciones y pensamientos, se aclaran a medida en la que comiences a trabajar. Allí está tu herida, allí están tus patrones.

Y es que vamos recreando lo que rechazamos de nuestro pasado para poder liberar ese dolor. Las heridas vienen desde la infancia, heredadas por nuestros padres, ancestros e incluso de otras vidas anteriores a la nuestra.

La única manera para salir del dolor que la herida provoca, es asumir nuestra parte de responsabilidad en la relación, realizando la parte del trabajo de sanación que nos corresponde. Nunca nadie podrá llenar el dolor interior que sentimos. La responsabilidad es totalmente nuestra y nadie puede hacer el trabajo por nosotros.

Psic. Alicia D de P

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