DISTIMIA…LA DEPRESIÓN QUE SE DISFRAZA DE MAL HUMOR

DISTIMIA…LA DEPRESIÓN QUE SE DISFRAZA DE MAL HUMOR

RECOMENDACIONES DE LA DOCTORA DESCANSO

¿Sueles ser enojón o tiendes a mantener un estado de ánimo irritable?, ¿Te resulta difícil encontrar las cosas positivas de la vida?, ¿vives con mal carácter o tristeza casi permanentemente?, ¿tu familia se queja de que eres un aguafiestas, pesimista,  negativo o problemático?

Tal vez llevas tanto tiempo viendo la vida como a través de unas gafas en blanco y negro que, ya quienes te rodean, e incluso tu mismo, piensan que esa es tu “forma de ser”. Esto, probablemente te haya generado rechazo por parte de los otros. Pero, aunque pienses que sencillamente eres de mal carácter, es posible que padezcas de distimia: un trastorno del estado del ánimo crónico y bastante frecuente, para el que existen tratamientos seguros y eficaces que te harán ver la vida de forma más colorida.

Pero específicamente… ¿qué es la distimia o trastorno depresivo persistente? Es una enfermedad bastante frecuente e incapacitante (4-5% de la población general), pero por lo general poco buscada, diagnosticada y tratada. Quienes la padecen, viven la vida en tonos grises y apagados y se ven muy limitados en su calidad de vida y en el desarrollo de sus proyectos de vida. Puede producir igual o mayor limitación funcional que la depresión mayor, ya que los pacientes con esta enfermedad se quejan de que sus síntomas interfieren de manera importante con sus actividades sociales y su funcionamiento en el trabajo, la escuela y su núcleo familiar.

Quienes presentan distimia suelen preocuparse por síntomas como: malestar general, sensación de debilidad crónica, alteraciones del sueño o problemas de memoria de trabajo y flexibilidad mental. Generalmente, van en busca de unas vitaminas o reconstituyentes. Muchos otros, no consultan porque asumen que la forma en que viven y sienten la vida es propia de su forma de ser. Esto hace que haya un mayor deterioro y sufrimiento mental en el tiempo.

Además, debo mencionar que quienes tienen distimia podrían intentar automedicarse con sustancias psicoactivas, alcohol, tabaco o cafeína, empeorando sus síntomas. 

¿Cuáles son las características principales de la distimia?

  1. Tiene un curso crónico: Este estado de ánimo depresivo, o llamado por muchos “mal humor” o “mal genio”, está presente de forma continua en un periodo de tiempo de por lo menos dos años, sin periodos asintomáticos mayores de dos meses. Cuando se trata de niños y adolescentes, basta con un año de humor deprimido o irritable para hacer el diagnóstico. Cuando la distimia se inicia en la infancia, puede progresar hacia la adultez, de manera que el paciente desarrolla una visión muy pesimista del mundo y tiene una pobre conciencia del estado de ánimo normal, por lo que las consecuencias de un pensamiento negativo continuo y la baja autoestima pueden ser importantes a lo largo de la vida. Se sabe que estos pacientes suelen invertir su energía en el trabajo y les queda muy poca para dedicar a actividades de ocio, familia y actividades sociales, lo que empeora su calidad de vida.
  2. Estos síntomas de tristeza o irritabilidad por lo general son observados por las personas que viven cerca de la persona con distimia, y en algunos casos por el mismo paciente: es triste pero  muchas personas que tienen distimia piensan que la vida es así, o que este estado forma parte de su personalidad, suelen conformarse y no buscar ayuda.
  3. Presencia de otros síntomas: Además de las alteraciones del estado del ánimo (tristeza, sensación de vacío, desesperanza e irritabilidad), las personas con el trastorno depresivo persistente o distimia presentan al menos dos de las siguientes manifestaciones:
  • Falta de interés en las actividades diarias
  • Baja autoestima, autocrítica o sentirse incapaz o inútil
  • Dificultades para concentrarse y tomar decisiones de manera autónoma
  • Enojo excesivo
  • Disminución de la actividad, eficacia y productividad
  • Evitar las actividades sociales, aislamiento
  • Sentimientos de culpa y preocupaciones por el pasado
  • Alteración del apetito (disminución o incremento)
  • Alteraciones del sueño (insomnio o hipersomnia)
  • Sensación de cansancio, fatiga o pérdida de energía
  • Ideas de desesperanza (visión negativa de la realidad en diversos aspectos)

A diferencia del trastorno depresivo mayor, cuyos síntomas se consideran «más severos», las personas que manifiestan distimia pueden dejar pasar largos periodos para consultar al médico, lo que acarrea mayor sufrimiento y menores posibilidades de recibir tratamiento y recuperarse. Por lo general, cuando acuden a las consultas sanitarias lo hacen preocupados por la sensación de cansancio crónico, los problemas con el sueño, concentración y las alteraciones del apetito, antes mencionadas.

  • No hay antecedentes personales de: manía, hipomanía, ciclotimia, trastorno esquizoafectivo, esquizofrenia, trastorno delirante u otro cuadro psicótico (pérdida de contacto del paciente con la realidad). Tampoco los síntomas del paciente son atribuibles a efectos producidos por alguna sustancia psicoactiva, medicamento o enfermedad física.

Ahora bien, ¿cuáles son las causas de la distimia? 

La etiología es compleja y depende de varios factores, porque hay varios mecanismos biológicos, psicológicos y sociales involucrados. Por lo mismo, no se conoce la causa exacta del trastorno depresivo persistente. Al igual que la depresión mayor, puede involucrar más de una causa, tales como:

-Diferencias biológicas: las personas con trastorno depresivo persistente pueden tener modificaciones físicas en el cerebro. La importancia de estas modificaciones sigue siendo incierta, pero es posible que finalmente ayuden a señalar las causas.

-Química del cerebro: los neurotransmisores son sustancias químicas naturales del cerebro que probablemente desempeñen un papel en la depresión. Estudios recientes indican que los cambios en la función y el efecto de estos neurotransmisores y en la manera en que interactúan con los neurocircuitos encargados de mantener la estabilidad del estado de ánimo pueden jugar un papel fundamental en la depresión y su tratamiento.

-Rasgos heredados: parece ser más frecuente en personas cuyos familiares de sangre también tienen el trastorno. Los investigadores están intentando encontrar genes que puedan causar la depresión.

-Acontecimientos de la vida: al igual que en la depresión mayor, los acontecimientos traumáticos, tales como la pérdida de un ser querido, los problemas económicos o un nivel alto de estrés pueden provocar trastorno depresivo persistente en algunas personas. Las experiencias vitales tempranas pueden ser muy importantes, porque dichas experiencias, sobre todo si son traumáticas, producen cambios neuroquímicos importantes que pueden incrementar la vulnerabilidad a la enfermedad depresiva.

Específicamente, la experiencia de eventos traumáticos durante la infancia parece asociarse con la aparición, la evolución y el pronóstico de la distimia. De este modo, si la persona tiene una exposición persistente al estrés en la vida adulta, las vías del estrés antes mencionadas se vuelven hiperactivas, lo que causa un aumento exagerado y persistente de factor liberador de corticotropina y la secreción de cortisol que podría disparar la distimia.

Por otra parte, varios análisis de investigación recientes que analizan estudios múltiples admiten que existe un vínculo entre lo que uno come y nuestro riesgo de depresión, específicamente. De modo que se sabe que un patrón dietético caracterizado por un alto consumo de frutas, verduras, cereales integrales, pescado, aceite de oliva, productos lácteos bajos en grasa y antioxidantes y un bajo consumo de alimentos de origen animal aparentemente se asoció con un menor riesgo de depresión. Un riesgo alimenticio caracterizado por un alto consumo de carne roja y / o procesada, granos refinados, dulces, productos lácteos con alto contenido de grasa, mantequilla, papas y salsa con alto contenido de grasa y un bajo consumo de frutas y verduras se asocia con un mayor riesgo de depresión.

¿Cuáles son los factores de riesgo?

Por lo general, el trastorno depresivo persistente comienza temprano (en la niñez, la adolescencia o los primeros años de la adultez) y es crónico. Ciertos factores parecen aumentar el riesgo de desarrollar o desencadenar el trastorno depresivo persistente, incluidos los siguientes:

  • Tener un familiar de primer grado que padezca un trastorno depresivo mayor u otros trastornos depresivos
  • Atravesar situaciones traumáticas o estresantes, como la pérdida de un ser querido o problemas financieros
  • Tener rasgos de personalidad que implican negatividad, como baja autoestima y ser demasiado dependiente, autocrítico o pesimista
  • Tener antecedentes de otros trastornos de salud mental, como un trastorno de personalidad

¿Cómo tratarla?

*Intervenciones psicoterapéuticas, que se instaurarán dependiendo de cada caso en particular. Suelen emplearse  terapia cognitivo/comportamental, terapia interpersonal, tratamientos centrados en la resolución de problemas, terapia familiar o de pareja, y en algunos casos, entrenamiento en habilidades sociales y asertividad.

*Empleo de medicamentos antidepresivos como los inhibidores selectivos de recaptación de serotonina (ISRS)  y los inhibidores de recaptación de serotonina y norepinefrina (IRSN). El tratamiento farmacológico de la distimia es de mínimo dos años. Pero si la persona manifiesta una depresión doble (situación en la que en un sujeto que tiene distimia aparecen episodios de depresión mayor, que se superponen a su sintomatología habitual) se recomienda que reciba un tratamiento permanente. La depresión doble es una patología compleja y con mayor morbilidad que la distimia.

*Recomendaciones para estimular el cuidado personal:

  • Pautas para una buena higiene de sueño
  • Guías para incentivar el ejercicio físico apropiado para cada paciente y un buen manejo del tiempo libre
  • Consejería para una alimentación saludable y manejo de hábitos nocivos como el consumo de cigarrillo, la automedicación y el abuso del alcohol
  • Consejería a los familiares y personas allegadas al paciente, para establecer relaciones interpersonales más sanas e incrementar las redes sociales

¿Existe alguna manera que asegure evitar el trastorno depresivo persistente? Aunque la respuesta es No, dado que comienza frecuentemente en la niñez o durante la adolescencia, identificar a los niños en riesgo de tener este trastorno puede ayudarlos a recibir tratamiento temprano. Algunas de las estrategias que pueden ayudar a controlar los síntomas son las siguientes:

  • Tomar medidas para controlar el estrés, para aumentar tu resiliencia y para subir la autoestima.
  • Buscar ayuda de los familiares y amigos, especialmente en momentos de crisis, para que te ayuden en los momentos difíciles.
  • Buscar tratamiento ante el primer signo de un problema para ayudar a evitar que los síntomas empeoren.
  • Pensar en la posibilidad de obtener tratamiento de mantenimiento a largo plazo para ayudar a evitar una recaída de los síntomas.

Por todo lo anterior, y para finalizar, debo especificar que la depresión, más que curarse, se SUPERA. No estamos ante un resfriado en el que basta que sean nuestras defensas quienes vaya venciendo el virus. Una depresión requiere fortaleza personal, ánimo, un buen tratamiento y esa voluntad que emerge de nuestro propio interior. Atiende siempre tus emociones. Si percibes que el mal humor y apatía son esos muros cotidianos que te han quitado la energía y el bienestar, busca ayuda.  Mereces encontrarte mejor y puedes conseguirlo.

Psic. Alicia D de P

Doctora Descanso ®

Que sueñes con los angelitos ®